jueves, 14 de octubre de 2010

Descubren gigantescos geoglifos que compiten con las líneas de Nazca



Las líneas de Nazca dejarían de ser el único atractivo turístico sudamericano para visitar desde el aire tras el descubrimiento, por parte de la investigadora italiana Amelia Carolina Sparavigna, de una asombrosa red de geoglifos en la zona del Titicaca.

La doctora Sparavigna, investigadora del Departamento de Física del Politécnico de Turín, Italia, explica que localizó a través de imágenes satelitales de Google Earth formas de aves diseñadas en una red de andenes, que fueron muros pétreos incaicos de contención construidos en las pendientes con fines agrícolas y un estudiado sistema de drenaje.

El área en cuestión es de unas 120 mil hectáreas. "En realidad, algunas de las formas de terreno cercanas al lago Titicaca son notabilísimas, tienen un claro significado simbólico y se las puede considerar geoglifos", explicó la investigadora a Con Nuestro Perú

Se trata de "un maravilloso ejemplo de forma de terreno resultado de una red verdaderamente gigantesca de terraplenes: esta red cubre un total de 120 000 hectáreas de terreno cercano al lago Titicaca, lo que emerge como fruto de un esfuerzo agrícola casi inimaginable de las antiguas poblaciones de los Andes", indica.

(FUENTE: connuestroperu.com)

Presidente peruano recuerda a francés quemado en hoguera


El presidente de Perú, Alan García evocó hoy a un estudioso francés, la primera víctima de la Inquisición, que en el siglo XVI lo condenó a la muerte en la hoguera por ser de credo luterano.

García se refirió a Matheus Saladé (1526-1573), al visitar la huaca (ruinas de una construcción precolombina) conocida como Mateo Salado, el nombre del francés, castellanizado.

Anunció que dentro de las ruinas será instalado un obelisco en memoria de Mateo Salado, quien dedicó buena parte de su vida al estudio de la huaca y luchó por su preservación.

"Fue una víctima de la intolerancia religiosa", dijo, de los conquistadores españoles, que lo quemaron vivo por ser protestante y excéntrico, pues vivía en las mismas ruinas.

Los estudios sobre Mateo Salado consideran que habría llegado a Perú en 1561 y vivía como un ermitaño, descuidado en su apariencia y dedicado a hacer excavaciones arqueológicas, mendigando para alimentarse.

En sus incursiones mendicantes por la ciudad, dicen las referencias, criticaba a la iglesia católica, lo cual lo puso en la mira de la temible Inquisición, que lo mandó apresar y lo condenó a la hoguera, atroz pena ejecutada el 15 de noviembre de 1573.

(FUENTE: prensa-latina.cu)

sábado, 2 de octubre de 2010

Inkaraqay, sorprendentes construcciones al pie del abismo



Las edificaciones fueron dedicadas a la agricultura y al culto a la luna. Se construyeron respetando el trazo de la montaña. Las serpientes venenosas y rocas escarpadas caracterizan el lugar.

Las crónicas coloniales no mencionan a Inkaraqay. Los especialistas del Ministerio de Cultura de Cusco (antes Instituto Nacional de Cultura) no encuentran referencias escritas sobre este sitio inca, que hasta hace muy poco yacía oculto en el lado desconocido de la montaña Huayna Picchu.

Para llegar a la nueva zona descubierta hay que abordar el tren que sale de Aguas Calientes hacia Hidroeléctrica de Machu Picchu. En pleno camino hay que pedirle al maquinista que pare en el kilómetro 117 de esta vía férrea, a solo 20 minutos de la partida. Luego hay que cruzar el río Vilcanota sobre un precario puente de madera y afinar la vista en dirección a las laderas empinadas.

Inkaraqay se presenta como una fortaleza colgante, pues sus muros y terrazas bordean los abismales farallones que se alzan desde la base del valle. Es un emplazamiento inca, de 4.500 metros cuadrados, dedicado a la agricultura y al culto a la luna*.

El sitio lo integran cinco niveles de terrazas agrícolas, una plataforma para rituales, un observatorio con perspectiva a la cima de la montaña Yananti y un muro inca que se extiende hasta el Templo de la Luna, a medio camino de la cima de Huayna Picchu.

“La arquitectura de andenes es superior aquí que en el mismo Machu Picchu”, dice Piedad Champi, arqueóloga residente. Lo dice por los canales de agua que aparecen y desaparecen entre las terrazas. También por las escalinatas con peldaños que sobresalen hasta 70 centímetros de los muros.

“Este era uno de los sectores de donde proveían de alimentos que se consumían en Machu Picchu. Está conectado con ese centro a través de escalinatas que van al Templo de la Luna y luego van por Huayna Picchu”, sostiene Champi y con esto rebate una de las hipótesis entorno a Machu Picchu: que era la hacienda aislada de Pachacútec.

EL CAMINO
Seguir la ruta que propone Champi requiere olvidarse del vértigo para vencer una escalera infinita y escarpada por siete horas. En ciertos tramos el camino se suspende y hay que seguir a través de sogas sujetas a rocas y de escaleras de madera. Un guía, un machete y antiofídicos (tratamiento contra mordeduras de serpientes) son necesarios, aunque los últimos escasean entre quienes ahora realizan los trabajos de limpieza y restauración. “A mi abuelo le ha picado la jergona varias veces. A mí no me pican; ya me conocen”, dice Hebert, uno de los colaboradores, con una sonrisa que deja al descubierto residuos de haber chacchado coca.

Su abuelo, don Germán Echegaray, vive desde hace 70 años en las tierras donde se asienta Inkaraqay. Allí cultivó paltas, café y frutas que vendía en Cusco. Él cuenta que en la década del 40 limpió la maleza que cubría el sitio. “Solo quería aprovechar los andenes para mis cultivos. Además, yo no descubrí nada, porque antes ya habían pasado por acá los madereros”, dice.

Pedro, el único hijo varón de Germán, apoyó hace 30 años la primera iniciativa del entonces Instituto Nacional de Cultura por promover el sitio arqueológico. El proyecto quedó en nada y Pedro volvió a la agricultura, pero la inquietud renació en su sobrino Hebert. Ahora, a sus 26 años, Hebert se ha unido a las filas de los restauradores del ministerio. Es el que más conoce la zona, junto a sus perros Chocolate y Piraña. “Hay 16 tipos de culebras, pero solo la jergona es mortal. También hay gallitos de las rocas, sihuayros y osos de anteojos. Y al menos diez tipos de orquídeas endémicas”, ilustra. La información es corroborada por el biólogo del ministerio, Julio Ochoa.

Inkaraqay, junto al sitio denominado Andenes Orientales (en el lado este de la montaña Machu Picchu) serán integrados al circuito turístico del Parque Arqueológico. Así lo informó el jefe del parque, Fernando Astete. “Andenes será parte del circuito el próximo año. En el caso de Inkaraqay tomará más tiempo”, agregó.

PRECISIONES
El santuario y el parque
1. El Santuario Histórico de Machu Picchu tiene 32 mil hectáreas y fue creado para proteger áreas naturales de gran importancia para el ecosistema, así como varios sitios arqueológicos.

2. El Parque Arqueológico de Machu Picchu, en tanto, ocupa 11 hectáreas. Allí se ubican la ciudadela y sus anexos.

3. El historiador Julio C. Tello no llegó a conocer el sitio de Inkaraqay. Él llegó hasta la zona conocida como Wiñay Wayna. Ese sitio arqueológico está ubicado en el Camino Inca que lleva hasta la ciudadela.

REACCIONES
“Es necesario un plan de manejo”
“Es indispensable que se hagan más investigaciones arqueológicas, pero estas deben contar con un plan de manejo que debe considerar desde estudios hasta la recepción de los visitantes.

Este proyecto es importante para descargar la afluencia turística que tiene Machu Picchu.

Se debe hacer un esfuerzo para que los turistas tengan una buena guía en el lugar, no solo por su bienestar sino del patrimonio. El Ministerio de Cultura tiene la tarea de construir y diseñar estos trabajos en todo el país.

(FUENTE: elcomercio.pe)
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