sábado, 19 de junio de 2010

Historias misteriosas del cerro Pilán


Existen muchísimas historias con respecto al legendario y misterioso cerro Pilán, incluso sin tocar para nada, su ya conocida conexión con el fenómeno OVNI. El cerro Pilán es desde siempre un lugar de poder muy misterioso, lleno de enigmas, de las cuales compartiremos con ustedes algunas de ellas, aunque no podamos aclarar aún uno de sus principales misterios: el origen de su nombre.

Sobre este punto, al momento no existen los elementos contundentes que digan de donde proviene el término Pilán. Lo que ha señalado el profesor Carlos Arrizabalaga Lizárraga, en el sentido de que por la extinción de los topónimos de la zona resulta difícil descifrar el origen del vocablo Pilán. Del cerro Pilán, mucho se ha hablado, sobre todo desde el punto de vista del misterio.

Tal vez, la historia misteriosa más importante es el hallazgo de varios ladrillos de oro, sin embargo, quiero aclarar que todos los nombres de los personajes que aparecen en las historias son verdaderos. Al momento algunos de ellos aún viven y otros como es natural han fallecido. La mayoría de éstos son naturales del caserío de Franco, ubicado en el distrito de Morropón y han sido tomados en cuenta con sus relatos fidedignos por la cercanía con el misterioso cerro.

Existen un sinnúmero de historias, empero hemos tomado en cuenta las que usted leerá a continuación por que en relato de los lugareños hemos encontrado abundantes datos coherentes y que coinciden con otros testimonios y al compararlos, no ha sido fácil armar la historia. Estoy trabajando en otras historias y es muy probable que más adelante podamos alcanzarlas como la virgen en el gigante relatada por Luciano Sancarranco Zapata, poblador del caserío de Franco; el misterio de La Peña y el cerro Pilán, el hombre del tambor en la quebrada Pilán, el misterio de Salas y Pilán, las mujeres rubias en el cerro Pilán, entre otras.

Los ladrillos de oro
El protagonista principal del hallazgo de los ladrillos de oro, es Teófilo Montalbán, quien hacía los años 1925 y 1930, aproximadamente, se encontraba pastando una manada de cabras de su propiedad en el cerro Pilán. Al ingresar a una hoyada, encuentra en un hueco (especie de una hornilla) varios ladrillos de oro. Teófilo Montalbán, acompañado de un hijo menor, probablemente de apodo "Moro", en un principio él sintió temor, pero al mismo tiempo comenzó a llenar las ladrillos de oro en las dos alforjas que tenían.

Serapio Montalbán Romero, falleció en 1997, era hijo de Teófilo, en una noche de agosto de 1992, narró que su padre en el momento precisó de comenzar a llenar los ladrillos en las dos alforjas, hizo una serie de cuentas, como por ejemplo, que una de las tantos objetos valiosos que llenó era para sus demás hijos, sobrinos y hasta para un vecino.

Una vez que terminaron de llenar los ladrillos en las alforjas, Teófilo y el niño, iniciaron el retorno hacia el caserío de Franco, de donde eran naturales, sin embargo, a pesar de los denodados esfuerzos que hicieron no fue posible encontrar el sendero que los conduzca a Franco. Cada camino que tomaban se perdían y de repente se encontraban en el mismo lugar del hallazgo; para entonces la desesperación era evidente en Teófilo, pero mucho más en el niño.

Mientras tanto ambos buscaban desesperadamente una ruta posible para el retorno, no obstante, todo intento era vano; no era posible hallar un camino que los lleve a Franco, hasta que encontraron una manada de cabras - Teófilo pensó - que las cabras eran de algún poblador de Franco y determinó seguirlas. Las cabras caminaron bastante techo, en tanto Teófilo y el niño no las perdían de vista con la esperanza de que éstas enrrumbaran a Franco, para desgracia del hombre y el niño, las cabras se desviaron de ruta al ingresar por una abertura de una roca. Teófilo intento pasar por la abertura, pero no cabía hasta que perdió de vista a los animales.

En otro momento los hombres se toparon con bastante ganado vacuno grande y hermoso. Teófilo Montalbán otra vez al igual que en las cabras, comenzó a seguir a las vacas con el fin de salir de una vez por todas del enmarañado cerro Pilán, pero no fue posible, las vacas por un hueco que cabía una hormiga pasaban. La búsqueda del camino correcto hacía el caserío de Franco fue infructuoso, y el cansancio era evidente en el hombre y el niño.

Serapio Montalbán Romero, cuenta que su padre le narró que en su intento de hallar un camino a Franco, observó que en el cerro Pilán existe una ciudad. él pudo observar como la gente caminaba de un lugar a otro, pero no pudo identificar a nadie; además en la ciudad se veían canales llenos de agua que surcaban el cerro Pilán. Cansado Teófilo, Pensó que los ladrillos que llevaban en ambas alforjas, era el origen del problema, determinó entonces por arrojarlas en el mismo lugar donde los encontró.

Luego de esa determinación la mente de Teófilo despejó y por fin pudo encontrar la ruta correcta al caserío de Franco, cuando ya estaba entre oscuro y claro (entre las dos luces). Serapio Montalbán Romero, quien fuera uno de los perfectos conocedores de los accesos y misterios del cerro Pilán, sostenía que sí su padre no hubiera determinado botar los ladrillos de oro en el momento oportuno y con la llegada de la noche él y el niño hubieran quedado encantados para siempre en el cerro para siempre.

El relato de Teófilo ofrecido a Serapio, cuando éste era niño, da cuenta que el momento en que los hombres anduvieron perdidos en el cerro, gran parte de la manada de cabras que pastoreaban regresaron a Franco y otro grupo no. Al día siguiente Teófilo observó en el corral que varias cabras le faltaban, entonces concluyó ir a buscarlas, pero luego de prolongada búsqueda no las encontró.

Después de varios días por consejo de un vecino optó por hacerlas rastrear de un brujo de San Pedro (a inmediaciones de Solumbre), quien aseguró que los animales deambulaban cerca del lugar que Teófilo arrojó los ladrillos, resuelto acudió al lugar precisado por el brujo y efectivamente encontró las cabras.

El perro encantado
Serapio Montalbán Romero, fue sin lugar a dudas en tiempos contemporáneos el que más conocía el cerro Pilán. Con él y con la compañía de Manuel Mena Escobar, Mariano Peña Sancarranco e Hipolito Carrasco Correa; entre los años de 1985 y 1992, visitábamos el cerro Pilán, con la finalidad de que nos enseñe las zonas más interesantes y pocas conocidas.

Es sabido que en el cerro Pilán existen túneles y cuevas, no obstante, están en lugares inaccesibles. José del Carmen Carrasco Peña (+), aseguró que una oportunidad observó una pared de piedra de aproximadamente de 15 metros cuadrados en la parte lateral izquierda de la cumbre del cerro Pilán. La pared tenía, inscripciones jeroglíficas y cerca de ésta había un túnel de dos metros cuadrados de boca con dirección al interior del cerro o en todo caso con dirección a Solumbre.

De estas dos construcciones dan fe muchos visitantes sobre todo los lugareños de Piura La Vieja, El Chorro y Solumbre. Lo curioso del caso según relato magnetofónico de José del Carmen Carrasco Peña, es que después de mucho tiempo regresó al cerro Pilán acompañado de varios amigos, para enseñarles el sitio en donde halló las dos construcciones, pero no posible encontrarlas, a pesar de que Carrasco hizo los esfuerzos necesarios para dar con el lugar del hallazgo de las edificaciones.

Por naturaleza, Serapio Montalbán Romero, era un hombre misterioso y quienes lo conocimos estamos seguros de su naturaleza humana. Era asiduo visitante al cerro Pilán; más de una persona lo escuchó conversar con el cerro. Sus coloquios con el misterioso cerro casi eran a diario. En una época de abundancia, Serapio Montalbán Romero, tuvo un fructífero y considerable rebaño de cabras, que como de costumbre pastaban en las laderas del cerro Pilán.

Su costumbre era soltarlas muy temprano. Mientras los animales pastaban en las estribaciones del cerro, eran vigiladas por "Bala", un perro ganacho*, que Serapio criaba desde que era cachorro y que función principal era cuidar el rebaño de los zorros cabeza negra* y del león. A eso del medio día como era su costumbre Serapio Montalbán acudía al cerro Pilán para cuidar de cerca a las cabras; pero cierto día no fue por que se sentía con dolores estomacales. Cuando las cabras regresaron eso de las cinco de la tarde, el perro ganacho con llegó con ellas.

Al día siguiente muy temprano, el ganadero enrrumbó al cerro conjuntamente con las cabras con el objetivo de buscar al perro. Ya en el cerro, Serapio escuchó el ladrido de "Bala", cuando de repente el animal abordaba a su amo. El hombre acariciaba y abrazaba al perro, pero cuando llegaba el momento de regresar al caserío de Franco del cual Serapio Montalbán Romero era natural, el animal luchaba denodadamente para soltarse de los brazos de Serapio, hasta que lo lograba. El perro al lograr su objetivo se perdía por una de las hoyadas del cerro.

Serapio Montalbán Romero, cuenta que por espacio de quince días luchó indesmayablemente para recuperar al perro ganacho, más no era posible, una fuerza sobrenatural se lo arrebataba cada vez que el perro venía a su encuentro. "Durante quince días luche para rescatar al perro de las entrañas del cerro. Cada vez que yo acudía al cerro Pilán, el perro salía a mi encuentro, pero en el momento de traerlo a Franco, el animal luchaba hasta que terminaba por fugarse", narró Serapio Montalbán Romero, allá por los años 1990, cuando tuve la oportunidad de entrevistarlo.

Después de muchos intentos por recuperar el perro, Serapio se dio por vencido, hasta que nunca más lo volvió a ver. Pasaron los años y de cuando en vez, se escuchan los aullidos lastimeros del perro de Serapio. Hasta la actualidad más de una persona dice escuchar ladrar al perro encantado en las profundidades del misterios cerro.

La música en el cerro Pilán

En la víspera de Semana Santa, hace más de cincuenta años era muy común escuchar en el medio día, y por las noches en la cumbre del cerro Pilán, a una orquesta ejecutando melodías musicales de la época. De estos hechos misteriosos dan cuenta los antiguos regadores del predio Santa Rosa (frente al cerro Pilán), de lo que fuera la hacienda de Morropón y Franco.

Uno de los hombres que escuchó en más de una oportunidad la música precisamente en Semana Santa, fue Odilón Campos, un poblador del caserío de La Bocana en el distrito de La Matanza, quien falleció en 1997 en Chiclayo, narra que la música también se escuchaba por las tardes y las noches a eso de nueve o doce. "Se escuchaba tan claro que parecía que estaba a pocos metros. A veces demoraba entre 15 o 20 minutos", acotó Odilón Campos, en 1992, en su residencia en el caserío de Franco.

Luciano Sancarranco Zapata, que por costumbre se dedicaba a pastar una manada de burros en las estribaciones del cerro Pilán que eran de su padre Francisco Sancarranco y que eran utilizados para llevar carga desde la costa de hasta la sierra de Huancabamba Y Morropón, sostiene que era costumbre y muy común apreciar como él dice la música con tanta claridad, que parecía estar muy cerca. Sancarranco, da cuenta que una vez que terminaba la música, el cerro quedaba en un silencio sepulcral, pero luego de unos minutos el bullicio se generalizaba en distintas direcciones del cerro.

Nicanor Alvarado, quien fuera administrador de la hacienda San Martín de Batanes en Chulucanas, fue uno de los priviligiados testigos in situ de estos hechos poco común .Odilón Campos, admitio que cuando él era niño y que vivía en La Bocana, Nicador Alvarado, le contó que las piedras se derrumbaban desde la parte más alta del cerro, originando un bullicio total.

Odilón Campos recuerda que era el año de 1934 y para entonces vivía con sus padres en La Bocana, centro administrativo de la famosa hacienda" Monte de los Padres". Dice que era un Viernes Santo, a eso de las once de la noche, en el cerro Pilán se oyó un golpe de arpa; pero antes de la música del arpa que duro más de una hora, se escuchó en las estribaciones del cerro que un individuo arreaba un grupo de bestias....arre...arre....arre y en otro momento cuje..cuje.

El brujo ambicioso

Un conocido brujo enterado del hallazgo de los ladrillos de oro, tomó la resolución de ir al cerro Pilán para buscar los objetos valiosos. Antes de ir al cerro el brujo hizo viaje a Franco para entrevistarse con Teófilo Montalbán, para que le indicase en que lugar del cerro arrojó los ladrillos. Después de varios intentos de búsqueda por el lugar señalado por el pastor de cabras, el brujo no encontró absolutamente nada de nada.

Una noche el brujo subió a la cima cerro y decidió por intermedio de las artes (brujería) explorar en que lugar de la montaña se hallaban los ladrillos de oro. "Aunque sea quiero un par", dijo antes de iniciar la sesión. Cerca de la media noche el brujo y su séquito

se aprestaban a realizar la ceremonia, no sin antes a empezar a beber y a inhalar un brebaje llamado comúnmente en la brujería como san pedro (alucinógeno), cuando de pronto se presentó un regimiento de soldados de 30 centímetros de estatura cada uno fuertemente armados.

Los seres extraños comenzaron a acercarse paulatinamente a la mesa de brujería en tanto simultáneamente el cerro temblaba. El miedo se apoderó del brujo y sus acompañantes que no les quedó otra cosa que recoger sus pertenencias y fugarse despavoridos de la cumbre del cerro Pilán.

El hombre de las sogas

La última aparición del hombre de las sogas en las estribaciones del cerro Pilán, se registró en marzo de 1986. Después de este último registro no existen testimonios fidedignos que aseguren la posibilidad de a ver visto al hombre de las sogas deambulas por las faldas del misterioso cerro hoy llamado el cerro de los OVNIS.

Era una tarde de marzo de 1986 y como de costumbre, Ignacio Sancarranco Zapata, acudía al cerro Pilán a recoger unos burros que pastaban por el camino de Los Talanquera. Aún no había encontrado a los animales cuando a una distancia de unos 50 metros se le presentó un hombre de 1.60 metros de estatura que llevaba en sus hombros varias sogas.

Ignacio recuerda que el misterioso ser no se dejaba ver el rostro y vestía de todo blanco. Usaba sombrero grande y sus botas estaban adornadas de espuelas de plata. El pánico se apoderó de Ignacio Sancarranco al ver que el raro ser se acercaba, entonces determinó por correr no logrando su cometido por que el hombre de las sogas lo atajaba o le salía a su encuentro y cada vez que tomaba una dirección para escapar, el hombre le salía por delante.

El juego que el hombre misterioso sometió a Ignacio Sancarranco Zapata, duró seis minutos aproximadamente, luego desapareció en el acto sin dejar huella. El hombre de las sogas en el momento de aparecersele a buscador de burros no emitió voz alguna ni tampoco hizo movimiento con la manos para llamarlo.

Este misterioso hombre que nunca se dejó ver el rostro (al menos así señalan quienes lo pudieron ver) se les aparecía sobre todo a los pastores de cabras y vacas de los caseríos aledaños al cerro Pilán. Más de uno cuenta a ver visto al hombre de las sogas, haciendo de las suyas con sus ganados. Un poblador de Solumbre contó que una oportunidad el hombre de las sogas tal como lo describió Ignacio Sancarranco Zapata, le arrebató una res y en pocos desapareció con el animal.

Otro ganadero relata que el hombre de las sogas usaba precisamente las sogas para lacear a las reses. Después de 1986, la rara criatura o el hombre de las sogas como lo llamaban los lugareños se ha extinguido en las profundidades del cerro Pilán. Nadie lo ha vuelto a ver; lo que sí siguen desapareciendo sistemáticamente son las cabras y reses. La pregunta es. ¿Será el encanto del cerro Pilán que se traga a los animales o los abigeos que siempre han existido?.

(FUENTE: elregionalpiura.com.pe)

Más turistas realizan matrimonios al estilo incaico en ciudadela de Machu Picchu


Más turistas de lujo están interesados en realizar matrimonios al estilo incaico en la ciudadela de Machu Picchu (Cusco), atraídos por la magia y el misticismo que encierra una de las nuevas siete maravillas del mundo.

Cada vez más parejas de turistas quieren celebrar un Arac Masin, que significa matrimonio andino y es el ritual en el que los enamorados juntan sus almas y energía en un marco de mucho simbolismo, pero sobre todo de gran misticismo”, afirmó el director gerente de Clabe Andina, propietaria del Sumaq Machu Picchu Hotel, Aníbal Clavijo.

Explicó que el Arac Masin ha sido por años una ceremonia simbólica, realizada por los antiguos peruanos en las zonas andinas de las regiones del sur, y ahora es una de las actividades que atrae bastante a los turistas, especialmente a quienes pasan su luna de miel en Machu Picchu.

Este milenario ritual es dirigido por un sacerdote andino, que con los dones transmitidos por sus generaciones incaicas invoca los elementos de la naturaleza.

Es decir a los apus, los espíritus de las montañas; la Pachamama, la madre tierra; la Mama Koka, la madre coca; las chaskas, las estrellas; los aukis y achachilas, la luz; y el Willka Nina, el fuego sagrado, para hacer de su relación una dualidad que trascenderá la eternidad.

“Hoy este peculiar ritual cobra mayor presencia en Machu Picchu, donde en los meses de temporada alta del turismo, de mayo a octubre, llegan parejas de visitantes para casarse a los pies de la ciudad perdida de los incas: Machu Picchu.”

El Arac Masin es conocido como la ceremonia simbólica del amor para parejas solteras, casadas o para aquellos que desean renovar sus votos, fiel al estilo andino.

El ejecutivo indicó que desde el inicio de las operaciones del hotel, en 2007, se han realizado hasta la fecha aproximadamente 150 matrimonios de turistas de lujo en la ciudadela.

“De las ventas totales del hotel, un 15 por ciento se ha concretado a través de nuestro canal e-commerce, y de este 15 por ciento un diez por ciento ha sido de reservas para realizar un Arac Masin.”

No obstante, precisó que esta actividad todavía tiene un gran potencial, que seguirá creciendo en los próximos años.

“Además, las parejas de turistas no vienen solas a casarse en Machu Picchu, sino que traen a grupos de amigos y familiares de sus países de origen, para asistir a la ceremonia. Esto redunda obviamente en una mayor receptividad del turismo en Cusco.”

Finalmente, refirió que la realización de un matrimonio incaico cuesta 450 dólares, lo que se podría incrementar de acuerdo con los pedidos adicionales que realice la pareja; pero que está dispuesta a pagar por realizar la boda de sus sueños en una de las nuevas siete maravillas del mundo.

(FUENTE: andina.com.pe)

Peruana será parte del elenco de versión latina de la serie "The Mentalist"


La actriz peruana Shirley Budge, participará en una adaptación latinoamericana de la aclamada serie "The Mentalist". El proyecto a cargo de la cadena Fox Telecolombia, y reune a los actores más destacados del medio hispano.

"Es una actuación especial pero me encanta la posibilidad de formar parte de un show tan exitoso”, declaró la actriz quien hace poco fue premiada con el "Mara" a mejor villana por la telenovela "Dora, la celadora".

Asimismo, confesó que tiene proyectos para actuar junto a Bárbara Mori en "Reina del sur".

Firme en la tele
La actriz, quien es el rostro del canal LaTele, remarcó que sus nuevos proyectos no la separarán de dicha televisora. "En sólo un año hemos crecido mucho y seguimos siendo la mejor opción como canal femenino, felizmente mi contrato me permite viajar, e incluso acompañar a Bernie Paz (su esposo) a México", finalizó.

Lo que debe saber
"The Mentalist" es una aclamada serie norteamericana que narra la historia de un psíquico que ayuda a solucionar crímenes al Centro de Investigación de California.

(FUENTE: peru.com)

La fiesta de San Juan en el Perú


En la Amazonía Peruana en su totalidad, se celebra la Fiesta de San Juan. La fiesta se celebra el 24 de junio en todos los pueblos de la Selva del Perú.

En la noche del 23, hombres y mujeres acuden a los ríos a purificarse a este baño se le conoce como “el baño bendito”, pues se cree que en tal fecha San Juan bendice los cursos de agua y quien se bañe en ellos tendrá felicidad y salud durante todo el año.

El día 24 la gente de Iquitos se traslada al barrio de San Juan, donde se celebra una misa y se realiza una procesión que es acompañada por banda típica con bombos, tambores y flautas. Luego hay el baile de la pandilla en donde la gente baila alrededor de una palmera cargadas de regalos y que se le conoce con el nombre de “Unsha”.

La muestra principal de esta fiesta de San Juan, es que en estos paseos todos portan y degustan del “Juane” que tiene un preparado especial que por lo general consiste en arroz, huevos, aceitunas, sacha culantro y con presas de gallina de chacra, envuelto en hojas de planta conocida como Bijao o plátano, que es el que da un sabor característico. El envoltorio del juane es una forma redonda que representa la cabeza de este santo, cuando fue pedida que le traigan en un plato por la hija de Herodías.

Durante la Semana Turística de Iquitos, capital de Loreto, y otras ciudades principales en la Amazonia, se organizan bailes, desfiles de conjuntos típicos, concursos fotográficos y ferias artesanales.

La gran diferencia entre el San Juan de la selva peruana y las celebraciones de otras latitudes es la sensualidad y calidez de su gente, lo cual da una nota de intensa alegría y contacto con la naturaleza.

viernes, 11 de junio de 2010

La Quinta Heeren


La Quinta Heeren (Junín 1201), es una de las más emblemáticas casonas del Centro Histórico de la vieja Lima,… y también una de sus casas embrujadas más famosas. El tiempo no ha hecho mella en la imponente Quinta Heeren de los Barrios Altos, a pesar de que el polvo intenta esconder sus muebles de antaño y sus rincones con historias de la Lima criolla. Sus paredes de grueso adobe permanecen en pie y soportan con brío los techos revestidos de fino cedro nicaraguense. Solo la quincha, por la humedad, abandonó el lugar en algunos palacetes. Lo mismo que el camino de piedras que alguna vez cubrió las angostas calles de este Patrimonio Cultural de la Humanidad de cuatro hectáreas, por dónde se pasearon -alguna vez- coquetas damas de amplias faldas. Sus actuales inquilinos dicen que si las manijas del reloj dejaron de correr en la verde placita frente a la casona, dónde la hermosa casona luce aún su arquitectura neoclásica - alemana - inglesa de mediados del siglo XIX, fue gracias a ellos. Por eso, dicen, la Quinta Heeren es un patrimonio vivo, en el cual aún se resisten a partir sus más antiguos y fantasmales residentes,….

La Quinta Heeren fue construída por el ciudadano alemán Oscar Augusto Heeren en 1880 (s. XIX), convirtiéndose en la residencia permanente de sus descendientes por varias generaciones, entre los cuales se recuercan a su nieta Carmen Heeren y Barreda, quién se casó en 1900 con su primo hermano, José Pardo y Barreda –Presidente de la República-, y el segundo de los siete hijos, José Pardo Heeren (Lima 1903), vivió en la Quinta hasta la ancianidad. Si bien muchos asegran que varios de los muchos espíritus que moran en esta monumental casona pertenecen a miembros de tan noble familia, las leyendas que nos relatan acerca de presencias fantasmales en este lugar, vienen desde mucho antes: se cuenta que durante algunas noches suele aparecerse un jinete decapitado montando un caballo blanco y arrastrando unas pesadas cadenas. Según lo que se dice, el jinete aquel fue un español que vivió por la zona aquella durante la época de la colonia y que fue injustamente sentenciado a morir decapitado.

Mucho tiempo después, cuando la Quinta se convirtió en residencia de diversos personajes, se inició su leyenda propiamente dicha: A principios del siglo XX, en la Quinta Heeren vivía un acaudalado comerciante japonés de nombre Seikuma Kitsutani, quien se dedicaba a la importación de todo tipo de mercadería y según dicen, tuvo a su cuidado los ahorros de la colonia japonesa de Lima, siendo por ello, el hombre más poderoso de la colonia japonesa en el Perú. Debido a dos accidentes, en los cuales se hundieron los dos barcos que traían su mercadería, Kitsutani se fue a la quiebra y con ello su orgullo quedó herido. Por ser una persona de honor, Kitsutani decidió acabar con su vida, en el área de la Quinta conocida como “el palacete”, realizando el rito del “seppkku”. Tal acción causó conmoción en la sociedad de la época, y según otras fuentes, su esposa e hijos siguieron tiempo después sus pasos.

Desde ese trágico momento, el espíritu del japonés sigue paseándose por la casa donde vivió, no dejando dormir bien a quien la habita, siendo éste el fantasma más famosos de la antigua Quinta, haciéndose sentir su presencia, principalmente en las noches, lamentándose por su honor perdido. Los actuales inquilinos de la Quinta –algunos, viviendo ahí desde hace 50 años-, no son los únicos que perciben su presencia: innumerables grupos de visitantes de la Quinta y grupos de técnicos de cine o televisión (la Quinta Heeren es muy apreciada, para la realización de series y películas), han llegado a percibir su presencia, fotografiar sombras, luces, e incluso a filmarlas, así como ver con sus propios ojos, cómo una antigua silla cruje ante un peso inexistente: la antigua silla en que supuestamente, acabó con su vida.

Actualmente existen intenciones serias para restaurar la vieja Quinta, buscando devolverle su pasada gloria, y convertirla en un Centro Cultural, cosa a la cual sus actuales moradores revelan sus objeciones, aunque nadie aún, le ha pedido su opinión a sus más ilustres habitantes,…

Descubren muros inclinados, plaza ceremonial y 5 tumbas en Jotoro



El complejo de Jotoro, en el distrito de Jayanca, se ha convertido en uno de los yacimientos arqueológicos más sorprendentes de Lambayeque. Al hallazgo de cinco nuevos contextos funerarios de 650 años de antigüedad, se añade el desenterramiento de arquitectura inédita, construida en forma de muros inclinados y una plaza ceremonial que habría sido el escenario que frecuentaban los antiguos peruanos del valle La Leche durante la época Chimú y Chimú Inca.

El equipo de arqueólogos dirigidos por Juan Martínez ha encontrado objetos de cerámica, telares e instrumentos de madera utilizados para tejer, que estaban con los personajes enterrados en las plataformas construidas en cuatro sectores de las 272 hectáreas de Jotoro.

En los últimos cinco entierros han salido a la luz piezas de cerámica en las que se aprecia una clara influencia de la cultura Chimú sobre la local Lambayeque, pero también se han registrado detalles inéditos plasmados en decenas de ceramios, en los que se aprecian las características del arte incaico (semejantes a un aríbalo) que explicaría el proceso de expansión de los incas sobre los chimúes, indicó el arqueólogo residente en Jotoro, Jorge Luis Álvarez.

Hasta el momento, en Jotoro se han desenterrado 13 tumbas, tres de las cuales estuvieron destinadas a personajes destacados.

Las restantes no dejan de ser importantes, pues en la mayoría de ellas se ha encontrado instrumentos de tejido intactos, agujas de cobre, pequeños ceramios silbadores, vasijas adornadas con seres antropomorfos y objetos de tipo ceremonial como cuentas de chaquiras elaboradas en concha spondylus.

Las investigaciones revelan que el lugar fue escenario de un proceso de transición y por primera vez se confirma la presencia de la cultura Chimú al norte del valle La Leche. “La cultura Chimú estuvo arraigada en esta zona y sometió a la cultura Lambayeque. Aquí quedó registrada la expansión de los sureños procedentes del reino Chimú. En determinada época hubo convivencia”, dijo el arqueólogo.

También se encontró un muro en talud o inclinado, que se considera único en Lambayeque, además de una plaza ceremonial de la misma época Chimú.

También se localizaron depósitos para ofrendas y otros recintos finamente enlucidos, en cuyas cercanías existe un pequeño altar, además de otros contextos funerarios más recientes.

Más datos: una zona que hay que visitar
En el complejo arqueológico Jotoro trabajan 42 obreros de caseríos rurales, cinco técnicos y tres arqueólogos.

El sitio ocupa 272 hectáreas que se encontraban abandonadas. En el 2007 estuvieron a punto de ser invadidas con fines agrícolas.

Jotoro está constituido por estructuras de piedra y montículos de adobe. Cerca está el Santuario Histórico Bosque de Pomac.

(FUENTE: elcomercio.pe)
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