Si bien el mito de las sirenas tiene procedencia europea, en el Perú no es raro encontrar decenas de historias y leyendas referentes a estos seres; no necesariamente estos relatos tienen origen en el personaje que procede de la Grecia clásica, sino que se le considera como una manifestación de uno de los muchos "seres elementales" que eran ya conocidos en el antiguo Perú, desde antes de la llegada de los conquistadores españoles. En el ande peruano, se creía ya para aquel entonces en la existencia de tres tipos de elementales vinculados con cursos de agua, cataratas o lagunas: los Chucchu, seres de apariencia y comportamiento diabólico y/o malvado, los Compa, seres benefactores y finalmente los Saqras, seres inquietos, y muchas veces seductores.
En el caso del valle de Arequipa y sus contornos, lugar de asiento de veteranos conquistadores españoles que, cansados de guerrear, conquistar y de aventurarse por lugares remotos e ignotos, decidieron finalmente asentarse a orillas del río Chili, buscando hogar, al parecer, los entes del ande peruano, decidieron permanecer en sus aguas como lo habían hecho desde siempre, y adoptaron -para los ojos del sorprendido espectador-, la forma que era más afín a la mitología de los occidentales recién llegados.
Existen en Arequipa dos lugares reconocidos desde muy antaño como asiento de sirenas, las cuales se manifiestan de tiempo en tiempo al visitante a sus dominios, comportándose de acuerdo a los mitos y leyendas llegados desde el otro lado del mar. Estos lugares son: el peñón que se encuentra junto al Puente Bolognesi, en pleno centro del la ciudad de Arequipa y la Catarata de Ccapúa o Corontorio, a 7 km. del pueblo de Yura.
La sirena del Puente Bolognesi
Conocido en tiempos de la colonia como el puente del camino real -por ser en tiempos pasados, el ingreso y salida de la ciudad-, cuenta con la leyenda de una hermosa sirena, quien se manifiesta principlamente en noches de luna llena, sentada sobre el promontorio de roca, peinándose su larga cabellera y atrayendo a los varones, al río y a su perdición.
A esta piedra se el denomina Manichura, y la leyenda cuenta que es la puerta de ingreso al río subterráneo que hay detrás del rio Chili. Ahí empieza la casa de la sirena; dicha roca nunca ha sido retirada de su lugar, por que se dice que que está "amarrada" por abajo, por la fuerza de todos los brazos de los hombres que han desaparecido para siempre, por seguir el canto de la sirena.
Otra versión de la leyenda dice que la sirena sale a lavar vajilla sobre la roca, entre las seis de la tarde y siete de la noche, horas en las cuales, si un hombre pasaba por el puente, veía a la sirena, mostrándose coquetamente; los hombres al mirarla, quedaban encantados, y escuchando bellas melodías provenientes de aquel promontorio; entonces la sirena movía la piedra Machiruna y los hacía desaparecer bajo las aguas, no volviéndose a verlos jamás.
Igualmente existen decenas de testimonios de hombres que, tras una noche de juerga, al cruzar el puente, aseguran haber visto y escuchado a la sirena. Lo intrigante de esta historia es que, a pesar del paso del tiempo, aún en la actualidad, no es raro ver que cada año, salte a las noticias, o bien la aparición de algún cuerpo sin vida de algún suicida, en las proximidades de la Machirona o, que la policía ó los bomberos rescaten a alguien en ese preciso lugar: en ambos casos, siempre han sido varones.
La sirena de la Catarata Ccapúa
Esta hermosa caída de agua, de 30 metros de altura, lugar frecuentemente visitado por campistas y turistas, desde tiempos muy antiguos es considerado por los habitantes de Yura, como un lugar en el cual suceden cosas muy extrañas: apariciones, luces y la presencia de seres espectrales.
Para los lugareños más antiguos, el asunto no da lugar a dudas. Existen sirenas ahí: no son pocos los pobladores que, a través de los tiempos, han asegurado haber visto a estos seres nadando en dichas aguas; principlamente, se cuentan las historias de campesinos del lugar que han visto sirenas bañándose frente a la catarata, durante las noches; es por eso que, en Yura, los pobladores evitan pasar por dicho lugar de noche, siendo costumbre también, el recomendar a los campistas, de abstenerse de pasar la noche junto a la Catarata Ccapúa.
Otro aspecto que se relaciona tradicionalmente a las sirenas es, el denominado "agarrado de agua"; una rara dolencia que afecta a quienes han tenido un encuentro con estos seres, y vivido para contarlo: se manifiesta con síntomas como constante sueño, adelgazamiento, desgano, suñeos caminando por cerros o lagunas, siendo necesaria la intervención de un brujo andino para lograr la cura. El otro nombre de esta enfermedad es muy elocuente: "susto".
Según los entendidos, estas sirenas no serían otras que los míticos Saqras: personaje tanto masculino como femenino, travieso y burlón, habitante de las cataratas, y que suelen atraer a los incautos con el sonido de quenas, tambores ó su solo canto. También son conocidoa en la amazonía como "Yaras", "Chauras" o "Yanacumamas", las míticas "mujeres-pez",...