martes, 16 de julio de 2013

El hombre-porra revela mito mochica donde los artefactos cobraban vida


Estatuilla envuelta en óxido y duro barro, recogida junto al Sacerdote Sipán, estaba olvidada hasta que llegó su turno de ser limpiada, estudiada y mostrada al mundo. Un orfebre mochica, en la época del Señor de Sipán, elaboró una estatuilla que simboliza el pensamiento y el mito de esa cultura, de que lo inanimado se vuelve animado, un artefacto o porra de guerra que cobra vida, que se humaniza. Es una pieza que no tiene una base, sino que se presenta suspendida, y cuyo extremo superior no es tosco ni redondo sino ovalado, con un diseño aerodinámico.


La mitología de esa ancestral época, según relata el doctor Walter Alva Alva, y conforme lo muestran los dibujos en la cerámica y muros mochica, decía que esa arma o porra humanizada atacó a los humanos, los derrotó y los llevó a través del espacio, donde el Señor de la Noche, que simbolizaba un hombre búho, para fines no revelados.

La figurina, de seis centímetros de altura, fue elaborada en el siglo tres de la era cristiana y colocada en la tumba del Sacerdote del Señor de Sipán. Más de 1,700 años después, relegada entre los restos hallados del sacerdote, pasó a estar (oxidada y envuelta en barro) entre cientos de cajas con objetos que esperaban turno para ingresar al laboratorio para su identificación y estudio.

“Luego de 26 años del descubrimiento del complejo del Señor de Sipán, esta pieza, tan pequeña, había pasado inadvertida entre tanto resto descubierto, además que las investigaciones en laboratorio demoran por la minuciosidad y rigor científico con que se trabaja. Ahora podemos conocer que ese pensamiento ancestral sostenía que los artefactos algún día podían cobrar vida”, explicó el director del Museo Tumbas Reales Señor de Sipán, Walter Alva.

“Aquí hay toda una cosmovisión en el aspecto que las máquinas se sublevan, las armas cobran vida y atacan, que lo inanimado se vuelve animado, al igual que se puede constatar en otras antiquísimas culturas en otras latitudes del mundo. Además, la porra tiene características muy misteriosas que vamos a seguir investigando”, refirió Alva.

“Esa transformación del arma en algo animado o humanizado se produce, por ejemplo, en el contexto de los eclipses, en que el mundo se invierte, surge el imperio de la noche con su señor y representantes que derrotan a los hombres y al dios del día. Hay toda una simbología, toda una historia que ha llegado a nuestros días y que todavía falta ser desentrañada”, añadió.

La figura de la porra humanizada ha estado oxidada, no tenía importancia, pero se la guardaba, estaba impregnada de barro, casi como roca. Ha sido el paciente trabajo de los restauradores y expertos del laboratorio del museo los que han limpiado esta pieza de impurezas, han escarbado con sumo cuidado, la han tratado, hasta presentarla reluciente tal cual se muestra hoy.

También, junto al hombre porra, se descubrió el hombre búho (en cobre plateado y de similares medidas) que es el Señor de la Noche del que se hablaba y que encabezaba la sublevación de las armas o de los artefactos, según muestra siempre la iconografía mochica en sus diversos ceramios y murales hallados en el país.

De otro lado, y con motivo de celebrarse los 26 años del descubrimiento del Señor de Sipán en 1988, este sábado 20 de julio el ingreso al museo en Lambayeque será libre, mientras que las estatuillas descubiertas serán puestas en exhibición al público a partir del martes 16 de julio.

En la mitología mochica y especialmente la que corresponde a la época y lugar del Señor de Sipán, se muestra al hombre-zorro, al hombre-venado al igual que otras grandes culturas en otros continentes que tenían personajes mitad humano mitad animal. En la iconografía mochica también aparece el hombre- árbol o el hombre-rama.

(FUENTE: larepublica.pe)

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