El Colegio Militar Leoncio Prado, sito en Avenida Costanera 1541, La Perla, Callao, es la institución de su género, más prestigiosa del Perú; inició sus labores como colegio militar el 15 de julio de 1944 y en sus aulas han estudiado insignes hombres que han destacado a lo largo de la historia del país.
Desde sus inicios, los ambientes del colegio han estado ubicados en lo que antiguamente se conoció como el cuartel “Guardia Chalaca”, el mismo que, al iniciarse las labores educativas, sólo contaba con dos pabellones sin puertas ni ventanas; pero que con el devenir del tiempo se ha fué implementado con diversos ambientes. Uno de estos antiguos edificios, conocido tradicionalmente por los estudiantes leonciopradinos como “ La Siberia” –debido al frigidísimo viento de mar que lo convierte prácticamente en un frigorífico-, fue utilizado por mucho tiempo como la cuadra de los alumnos de Quinto Año, y es donde se inicia la historia fantasmal, conocida por todos lo que han estudiado ahí.
El Cadete fantasma
La historia reseña que las apariciones siempre se han dado a altas horas de la noche: los testigos, son los jóvenes cadetes que, siguiendo la tradición militar, montan guardia nocturna, recorriendo los ambientes del colegio, mientras el resto duerme. Los testimonios varían un poco: para algunos, la aparición es perfectamente definida; un joven desconocido, vistiendo un uniforme de tiempos pasados y realizando también una guardia; en otros casos solo se presenta como una “presencia”: pasos perfectamente audibles, y sombras que recorren los pasillos,… para luego hacerse humo y un silencio aterrador, cuando el Cadete en guardia trata de descubrir quién está ahí.
“Cuando cursaba secundaria en el colegio militar “Leoncio Prado” del Callao, pude ver una vez, que en lo alto de “La Siberia”, estaba parado un cadete,…” -, es el testimonio más común existente entre los ex alumnos.
Otros relatos hablan de ocasiones en que, al cambio de guardia, el relevo se encontraba con un espectáculo dantesco: a un cadete del turno de guardia anterior, tirado en el suelo, inconsciente o víctima de una crisis nerviosa. Tampoco falta la historia, en la que se asegura que un alumno de la promoción LXIV debió ser retirado del colegio, debido al shock nervioso que tuvo, tras visualizar al fantasma.
Con el paso del tiempo, la presencia del “Cadete fantasma” en “La Siberia” era tan frecuente, que se volvió tradición de los alumnos de años superiores, el castigar a los de años inferiores, haciendo guardia nocturna en dicho pabellón; asimismo, todos los alumnos que han pasado por las aulas del colegio, han sentido y sienten un prudente respeto por ese viejo edificio: “aunque nunca vi ni escuche a ningún fantasma durante mis tres años de internado, cada vez que me tocó ir a “La Siberia” de día lo hacia, con reverencia y curiosidad,… pero por la noche nunca me acerque por allí, salvo una vez a la hora de casino (jugar cartas), pero claro con la compañía de varios cadetes”-, nos cuenta un ex alumno, hoy oficial retirado del Ejército.
Para algunos ex alumnos leonciopradinos, el “Cadete fantasma” es un alma que recorre los pasillos de su antigua cuadrilla, sembrando miedo y espanto a los que se quedan muy cerca haciendo la ronda nocturna; para otros, es una presencia menos terrorífica: casi un camarada de guardia nocturna. Los instructores, personal militar y profesores del plantel, más bien guardan silencio con respecto al tema, pero para los alumnos y ex alumnos, el fantasma tiene nombre y apellido: Duilio Poggi Gomez.
Su historia
Ingresado al Colegio Leoncio Prado en 1945, Duilio Poggi pertenecía a la que luego sería la II Promoción del Colegio: casi de inmediato, se ganó el cariño de sus superiores, instructores y compañeros, quienes lo consideraban un buen alumno y gran camarada. La vida de Duilio tuvo un dramático y abrupto final: según cuentan las crónicas de la época, en la noche del 28 de diciembre de 1946, el Cadete se trasladaba en un tranvía, cuando vio cómo un maleante trataba de agredir a una dama: el sujeto era más alto y corpulento que Duilio, pero él cumpliendo con el Código de Honor del Cadete, se le enfrentó. Poggi fue apuñalado y murió en el acto. Tenía apenas 16 años de edad. El asesino nunca fue capturado.
El suceso causó honda consternación en la época: el joven estudiante incluso recibió honores en la Cámara de Senadores, el 4 de Enero de 1947. Asimismo, Poggi se convirtió en el ejemplo a seguir por el alumnado leonciopradino. Hoy en día, el pabellón de Quinto Año del colegio lleva su nombre, asi como también una plazuela en Magdalena del Mar, y un busto en su memoria en el Leoncio Prado. Su sepultura se halla cerca de La Cripta de los Héroes, en el Cementerio Presbítero Maestro.
Existen pocos testimonios que avalen que el “Cadete fantasma” sea realmente Duilio Poggi, pero en la tradición del colegio, no existen dudas: para todos los alumnos y ex alumnos, el espíritu que hace la guardia nocturna es Poggi.
Los otros fantasmas del Leoncio Prado
El motivo por el cual su identidad es sujeta a dudas, por que al parecer, no es la única presencia fantasmal presente en el Leoncio Prado: otros reportes indican que no sería el único fantasma en “La Siberia”; según se sabe, antes de que el colegio ocupe su lugar, y cuando era cuartel de la “Guardia Chalaca”, ocurrió un incendio, en el cual perdieron la vida tres de sus integrantes; ese sería el motivo por el cual no todos los reportes de apariciones sean iguales.
Asimismo, la antigua enfermería del colegio también ha sido reportado como sitio de frecuente actividad paranormal y fantasmal.
Hoy en día, “La Siberia” ya ha dejado de ser una cuadra de dormitorios: el edifico ahora es utilizado como un ambiente de prácticas de técnicas de comando, para uso del personal militar, pero su leyenda persiste entre las antiguas y nuevas generaciones de cadetes. Esta es pues la historia del Leoncio Prado y sus fantasmas: un colegio de profunda tradición castrense, donde al parecer, hasta los seres espectrales perennizan esas costumbres.
Hola,queria saberi si tienen fotos o videos de alguna aparicion, por fa. me avisan es para un reportaje.
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